Afrontamos un choque real a la economía, provocando como primer efecto un golpe a la liquidez de la pequeña, mediana y gran empresa, debido a la contracción del gasto por las medidas de necesario aislamiento: las empresas comienzan a no tener efectivo para pagar a sus trabajadores y proveedores.

Luego y lo que es más grave, esta crisis de liquidez, vuelve insolventes a las empresas a medida que aumentan las pérdidas y no se pueden pagar las deudas con el alto riesgo de quiebra y posterior cierre.

Recuerden: esto inicia con una contracción real; aparece el problema de liquidez y se convierte en crisis de solvencia.

Las autoridades rectoras de las Finanzas Públicas deberían tratar de crear un «puente» que nos permita superar el abismo financiero ACTUAL y evitar la transformación de esta etapa de iliquidez, en una destrucción real de la economía.

Para empezar, es necesario es necesario una Ley de Emergencia Económica que permita tomar decisiones y reasignar rubros del Presupuesto General en función de la emergencia y el sostén de la economía.

No obstante, proponemos las siguientes acciones:

1. Provisión de fondos a la Banca Pública para préstamos, especialmente a las PYMES
2. Reducción de tasas de interés al 5% para créditos de capital de trabajo y operativo a fin de sostener el empleo
3. Inyectar circulante a la economía volviendo líquidos algunos activos del estado.
4. Eliminación de intereses por los periodos de gracia que los bancos otorgaron a los créditos.
5. Atención y protección al sector agroindustrial por lo vital de su sector
6. Apoyo con protección y recursos al sector agrícola y agropecuario que llenan la canasta familiar
7. Eliminar temporalmente la central de riesgo para que los ciudadanos puedan acceder a créditos.
8. Medidas para garantizar la estabilidad del sistema financiero. Realizando cambios sutiles a reglas prudenciales y/o calendarios
9. Toda medida de atención y protección al trabajador informal que se ve impedido de trabajar, garantizándole la alimentación y subsistencia económica.

Invito a los expertos, académicos a sumar sus propuestas, así como, una vez más, invito a los irresponsables funcionarios del equipo económico de este gobierno a dar un paso al costado y dejar que gente capaz, con corazón y sin compromisos, tome las medidas que la gravedad del momento demanda.

Ecuatorianos, la hora de la resiliencia es ahora, no cuando el dolor sea mayor